miércoles, 26 de marzo de 2008

Eugenio Prieto Ferrer / Musico Banda Mpal

Eugenio Prieto Ferrer

¨Hay que hacer bien a quien sea”

26 sep 2000
Setenta y cinco años de músico

-Se llama Eugenio Prieto, tiene 85 años y es natural de Huerga de Garaballes, aunque desde los cuatro años vive en La Bañeza.
Es el músico más veterano de la Banda Municipal de nuestra ciudad. toca la tuba, un instrumento para el que hace falta tener muy buenos pulmones, y dice que la música le ha gustado desde siempre.
A lo largo de su vida le ha pasado de todo. Le tocó combatir en la Guerra Civil Española, de la que nos cuenta algunas historias. Allí conoció a altos mandos estando en transmisiones.
Después de la guerra se casó y hoy sigue aquí. Abuelo, con 13 nietos y algún que otro biznieto, Eugenio vive en la calle Victoria rodeado del cariño de su familia que le admira .

Le conocimos cuando fuímos a ver las actuaciones de la Banda Municipal de La Bañeza, y nos llamó la atención, pues era el hombre más viejo de la banda, pero el seguía ahí, soplando con fuerza, demostrando tener unos poderosos pulmones, pues toca uno de los instrumentos más difíciles: la tuba.
Nos enteramos que ya le habían hecho un homenaje años atrás por su larga carrera de músico, lleva en la banda desde los 9 años, con lo que ha estado prácticamente toda la vida tocando.
Y un día, tras varios viajes a su casa –vive en el barrio de El Polvorín pero siempre estaba tocando o aquí o allá, en La Bañeza o en los toros de León, le encontramos y le hicimos una entrevista (fue a comienzos de verano). En ella Eugenio Prieto nos contó muchas cosas de su larga vida, no sólo de músico, sino también del trabajo y de la guerra.
P.:– Toda una vida tocando.
R.:– Sí, desde los nueve años ya estaba yo en la banda de La Bañeza.
P.:– O sea, que conoce toda la historia de la banda de nuestra ciudad.
R.:– Sí, he estado con todos los directores que han pasado por esta agrupación, y he hecho muy buenas amistades en la banda. Se puede decir que la música es mi vida y es que parte de mi vida ha transcurrido tocando.
P.:– Son muchos años de músico.
R.:–Sí, setenta y tantos. Hace unos años me hicieron un homenaje por ello, y me hicieron una entrevista en la radio y me dieron esto de recuerdo. (Nos enseña en el pasillo de su casa de la calle Victoria un cuadro que tiene de aquel homenaje por toda una vida como músico.)
P.:– Me imagino que usted habrá hecho de todo o casi de todo en esta vida.
P.:– Bueno, he hecho muchas cosas y he trabajado en varios sitios. Estuve en la guerra, viajé por muchos sitios, luego también trabajé en la Azucarera.
P.:– Háblenos de la guerra.
R.:– Bueno, yo fuí excedente de cupo, y me libré de la mili, pero luego empezó la guerra y me llamaron.
P.:– Y marchó a la guerra.
R.:– Sí. Aunque te digo que si no hubiera sido excedente de cupo me hubiese gustado ir a la banda del regimiento.
P.:– Eso le iba a preguntar yo, que cómo siendo usted músico desde jóven, que cómo no entró en la banda del ejercito.
R.:– Tenía ya una plaza reservada, pero como no fuí a la mili, y luego llegó la guerra y me tocó donde me tocó.
P.:– Empezó combatiendo.
R.:– No, yo iba a transmisiones. Pero sí, a veces estaba en sitios donde caían las bombas y las balas silvaban como el demonio.
Hice un curso de transmisiones en Burgos al que se presentaron seis mil, y yo saqué el número uno.
P.:– ¿El primero entre seis mil personas?
R.:– Sí. Y me destinaron a la Plana Mayor. Mandaba más que los tenientes, y terminada la guerra me mandaron a casa con condecoraciones, una cruz de guerra y me dieron una pensión.
P.:– ¿Y cómo fue la guerra?
R.:– Pues fue dura. Tuvimos que luchar y me hirieron en un brazo y una pierna, y después de eso me dieron una cruz de guerra y la pensión.
P.:– ¿Cómo fue cuando le hirieron?
R.:– Me hirieron en el hombro. Estaba transmitiendo y me dieron. Aquel día estaba un capitán conmigo. Estabamos cuatro, entre ellos estaba Franco, y cuando vino el ataque Franco cogió el coche y a Zaragoza. Y a mi me dieron en el hombro y me llevaron a un hospital a Zara-goza. Allí me querían cortar el brazo, pero dije que no, que no me lo cortaban. Y de allí me llevaron a Basurto, a Bilbao, y de allí a Santander, y después en Gijón.
P.:– ¿Una bala o metralla?
R.:– Una bala, una bala. Bueno, dos, porque otra me dió en la pierna.
P.:– ¿Le gustaba combatir?
R.:– No me gustaba el ejercito, pero había que ir porque era la guerra.
P.:– ¿La guerra le pilló de joven?
R.:– Veintiún años.
P.:– ¿Y después de la guerra vino y se casó?
R.:– Sí, con 25 años.
P.:– ¿A usted le ha pasado de todo en esta vida?
R.:– De todo hijo, de todo.
P.:– Claro, usted tendrá la edad de mi abuelo.
R.:– Tengo 85 años. Aún re-cuerdo yo que el Gobierno de la República estaba en Vétera, en Valencia, y había un baile de oficiales, y de repente entró el Teniente Coronel y me dijo «¡Coño Prieto ¿que hay?»...
P.:– O sea, que le conocían los oficiales y altos mandos del ejercito.
R.:– Claro, yo estaba en la Plana Mayor.
P.:– Tiene muchas historias para contar a los nietos, por
que ¿Tiene nietos, no?
R.:– Nietos y biznietos, e hijos por todos los sitios. Tengo un hijo en Barcelona, que es inspector de la secreta, tengo otro en Madrid que es capitán de helicópteros, que es el que llevaba el Rey a Barcelona, y tengo otro que está en Correos Coruña.
P.:– Así que tiene tres hijos.
R.:– No, tengo cuatro, otro que está en Suiza. Y dos hijas. Luego tengo 13 nietos y tres biznietos, dos chicos y una chica.
P.:– ¿Les contará historias?
R.:– No, no, más que nada jugar con ellos.
P.:– ¿Algún consejo?
R.:– ¿A los chicos?
P.:– Sí, a los jóvenes.
R.:– Que no se metan en droga ni en nada de eso.
P.:– ¿Qué es lo que más le ha gustado de la vida?
R.:– Bueno, de todo. Pero la música me gusta mucho, eso de ir de jóven por los bailes y tocar. Y ahora ir a tocar a los toros.
P.:– Es cierto, me he enterado que estuvo este verano tocando en la corrida de to-ros de León y me dijeron que no se los perdía.
Luego Eugenio nos enseña algunos recuerdos de su in-tensa vida. Nos despedimos de él maravillados de haber conocido a una gran persona

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