lunes, 20 de mayo de 2024

El Gran Reset




Los ricos del planeta querían tener poder por encima de los gobiernos del mundo que les ponían trabas con sus leyes nacionales, a sus empresas multinacionales, y acordaron destruir a todos esos gobiernos y crear el suyo propio. Ellos tenían el dinero, y el dinero les daba el poder. Así que el 24 de enero de 1971 se reunieron en Davos, donde trazaron su plan: había que crear una serie de problemas mundiales en los países occidentales que destruyesen los gobiernos desde dentro. Había pasado en la antigüedad, en la Revolución Francesa y en diferentes alzamientos nacionales. Debían influir y corromper a los mandatarios de Europa y Estados Unidos para que sus pueblos de alzasen en armas contra la tiranía y las normas injustas, y les cortasen la cabeza. La idea de la mezcla de culturas diferentes –islámica y católica–, buscando un enfrentamiento social a través de fomentar la inmigración ilegal masiva engañando a los primeros prometiéndoles Jauja en Europa para que estallase el conflicto social y la revuelta, no bastaba. Quedaba la policía y el poder. Los gobiernos tenían un ejército que poder sacar a las calles ante estallidos de revuelta social, por lo que el plan sería más complejo: habría que enfrentar a toda la ciudadanía contra sus presidentes, haciendo que estos obrasen de forma tiránica para que las masas se sublevasen y arrasasen con el poder. Y en Davos trazaron dos ideas para que funcionara el malévolo plan: imponer una tiranía con la excusa de un virus mortal y peligroso que llevase a medidas restrictivas que acabasen con los derechos y libertades fundamentales e imponer más de lo mismo con la excusa del cambio climático. Los políticos del mundo eran una casta aborregada, gente sólo con ansias de dinero y poder, que no tenían la habilidad de pensar, por lo que serían fáciles de engañar o convencer con fajos de dinero para que obrasen, violando los derechos humanos creyendo proteger a la gente de una pandemia o al planeta del cambio climático. La finalidad de todo esto: el alzamiento de la población civil, guerras, disturbios, el fin de la humanidad y la destrucción de Europa y Estados Unidos. Después de la gran revuelta llegarían ellos a restablecer el orden mundial trayendo la paz social. Sería como los ordenadores, y de esto Jim Hates sabía mucho, el «gran Reset»: el gran reinicio de Europa-EE. UU. con un único gobierno dirigido por los magnates multimillonarios y poderosos, quienes ya no tendrían problemas con aranceles y normas nacionales para sus negocios porque ellos serían los dueños del nuevo país más próspero del mundo: EuroAmerica. Occidente recobraría la paz a costa de perder la gente sus derechos y libertades siendo todos los ciudadanos controlados por las élites con el nuevo pasaporte digital.

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