miércoles, 11 de julio de 2018

Un libro que posee, elegancia tanto literaria, como estética


José Cruz Cabo
El titulo 10 de la colección Charín, que regala la Fundación Conrado Blanco, fue presentado el jueves pasado por la tarde, con el salón abarrotado, con objeto de inaugurar el décimo libro de la colección Charín y todo estuvo a la altura de dicho libro.
Hoy voy a fijarme en toda la estructura del libro, poética, pintura, composición de páginas y sobre todo en su impresión. No hay nada en dicho volumen que no sea grande.. Y está impreso en la editorial bañezana Monte Riego, donde se hacen maravillas con los libros.
Su titulo: “Corazón de corazones”, ya lo dice todo.
Comienza con la biografía de la encargada de su edición María Camino Ochoa, sigue un artículo fabuloso de Carlos Aganzo, titulado “Diez corazones” y no le va a la zaga el que el director de la fundación, el notario bañezano Eugenio de Mata Espeso, nos adentra en un mundo de literatura que termina convirtiéndose en un aluvión de versos de todo tipo.
Sigue una biografía de la directora encargada de la ediciónMaría del Camino Ochoa, para adentrarnos en un mundo de poesía, de grandísimo dibujo de Fernando Noriega con unas ilustraciones tan maravillosas como sorprendentes, Si las poesías son bellísimas, los dibujos de Noriega las superan.
Podemos leer poesías de Antonio Mejías, ganador del primer premio.
Después vienen las de José González Torices, Jorge de Arco, Ignacio Sanz, Isidoro Diez, Nuestro entrañable amigo y escritor de “Napoleón en La Bañeza”, Domingo del Prado, Jorge Galán, Angela Lafuente, Rosa Diaz, José Antonio Montecino, Nieves Sanchez Ramos, Antonio Mejías, Teresa Mata  Sierra y Apuleyo Soto,
El libro finaliza con el título “Adivinando Poesía”, como remate casi final vienen unas biografías de todos los que tienen una poesía o escrito algún artículo, Incluido el maravilloso y genial pintor , Fernando Noriega.. Además cosa rara, en la primera edición de un libro no hay ni una sola falta o error gramatical, otro éxito a su favor.
Punto y seguido merece Fernando Noriega, su dominio del pincel, su maravilloso colorido de cada una de las páginas y sobre todo su sensacional manera de pintar hacen de este libro una joya literaria, pero también artística y para colmo la Fundación Conrado Blanco los regala. Otra obra literaria y poética que ponen  a nuestra ciudad en lo más alto del plano cultural.

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